Esta es una de las reflexiones más profundas que he leído en mi vida, espero sea significativa y de mucha conciencia para ti.
En una escuela había una niña pobre de nombre Clara, a quien la vida le había negado la belleza física. Era tan feíta que sus compañeros la esquivaban y le hacían burla cada vez que podían; le pegaban, la insultaban y le hacían bromas pesadas como dibujar monos en un papel y ponerle su nombre.
Clarita, a pesar de las bromas de sus compañeros, siempre los buscaba y trataba de jugar con ellos, cosa imposible ya que, los demás niños huían y la dejaban sola.
Era tan grande la desdicha de esta niña, que hasta sus maestros la rechazaban y hacían lo imposible por buscar un pretexto que les justificara echarla de la escuela; pero Clarita era tan aplicada que sus notas eran siempre las más altas y su comportamiento impecable. Entonces, los maestros tenían que tragarse su injustificable rabia con ella; pero no se cansaban de llenarla de improperios y la castigaban indebidamente al más mínimo pretexto.
Contrario a lo que todo mundo pudiera imaginar, a pesar de su desgraciado aspecto y su terrible sufrir diario en la escuela, Clarita era una niña alegre y siempre se le veía radiante; pero, cuando de repente se ponía triste, corría a refugiarse bajo un árbol que se encontraba en el rincón más apartado en el patio trasero de la escuela. Ahí, Clarita hacía unas anotaciones en un papel, lo dejaba en un hueco del árbol y regresaba brincando y cantando de nuevo feliz a su salón de clases.
Un día en que Clarita corrió a cobijarse bajo la sombra de ese árbol, fue seguida por otra niña, quien escondida presenció todo el ritual y no dudó ni un segundo en correr con la directora y acusar a Clarita de escribirse con extraños.
Tiene contacto con alguien de afuera y le deja cartas en un hueco del árbol —Dijo maliciosamente la niña —.
Ante tal supuesta falta al reglamento, la directora aprovechó la situación y lo tomó como su gran oportunidad para expulsar a Clarita del colegio. Apresurada, llamó a los maestros y a todos los alumnos para que fueran testigos de esa imperdonable falta.
Se dirigieron todos hacia el lugar de los hechos, llevando a Clarita casi a rastras jalándola de la oreja con fuerza. Los demás niños la empujaban y le gritaban los más decepcionantes e hirientes insultos. Al llegar, la directora sacó el papel doblado del hueco y, mirando con odio a Clarita dijo: -Por fin serás expulsada niña tonta, ¿Nos puedes decir qué significa esto? ¿A quién le escribes?-.
Clarita, con la mirada triste y con el llanto a punto de abandonar sus ojos, respondió: -A todos, Señorita Directora-.
¿Cómo que a todos? ¿Nos quieres ver la cara? -Exclamó indignada la Directora-, a la vez que desdoblaba el papel y leía su contenido.
Casi a punto del desmayo, la directora soltó la enrojecida oreja de Clarita, cayó hincada en el césped y con un nudo en la garganta leyó:
"Para quien lea esta carta.......... TE AMO".
Para ti que lees este texto, y sin importar quién y cómo seas... ¡Te amo!
>> HONOR A QUIEN HONOR MERECE: Este texto es una adaptación de otro que leí hace algún tiempo en Internet, y que desafortunadamente no pude conseguir para publicarlo tal cual. Si alguien lo tiene y conoce al autor, agradeceré me lo hagan saber para otorgar el crédito correspondiente.
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